Tú, que ebria siempre de noche vuelves
Te acuestas temblando a mi lado
Como una cervatilla en ciernes
Y me ofreces tu seno
helado.
Por la mañana siempre te has ido
Dejándome un manchón de anhelo
Te recuerda mi talento diluido
Como si mi tinta guardase duelo
Te recuerdo fumar, con desdén mirar
Mis papeles rotos de frustración:
El triste aborto de nuestro affaire.
Ver mi infame letra, ni canción
Ni poesía, ver cómo te marchas.
Y me dejas solo, inspiración.
Increíble. Te felicito.
ResponderEliminardale velez
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